Frustrado el nombramiento de Ramon Rovira como director de TV3, el Gobierno volvió a proponer el nombre de Eugeni Sallent, que fue la primera opción para sustituir a Mònica Terribas una vez que CDC decidió defenestrarla y pactar con el PP la reforma de la CCMA, para volver a la gubernamentalización y redimensionar la Corporación. Entonces el conde de Godó pidió que no le quitara a Sallent, pero ahora el propietario del grupo mediático ha hecho el sacrificio de dejarlo marchar, no se sabe a cambio de qué.

Ayer se produjo el cambio de dirección, del que se ha informado oficialmente escondiendo vergonzantemente que primero, y de acuerdo con la Ley, hubo que destituir a Mònica Terribas, con dos votos en contra y cuatro a favor. Ahora hace falta recordar al nuevo director que desde la dirección de la televisión pública no se puede trabajar en la privada. En su día ya se benefició de profesionales de la pública para promover RAC 1, justo cuando se marchó de Catalunya Ràdio al proyecto del Grupo Godó. No se discute su capacidad en los últimos 13 años al servicio del proyecte de este grupo, pero quien ha defendido como vicepresidente de l’ACR la eliminación de la publicidad en la radio pública, necesitará un buen cambio de chip para ser merecedor de ocupar la dirección de TV3.

El reto no es «hacer más con menos», sino hacer una televisión independiente al servicio de los ciudadanos, plural y de calidad, que continue siendo líder, no solamente como televisión preferida y más seguida por los catalanes, sino también en innovación, servicio público y canal de cohesión social. Y también mantener el que funciona, y especialmente no recortar los grados de libertad informativa logrados los últimos años. Porque TV3 debe ser una BBC catalana, una televisión de país, ni de gobierno ni de partido, un medio de comunicación de nivel europeo, y no marginal.

El intervencionismos del Gobierno y de los partidos que han pactado la reforma y los nombramientos rompe la garantía de independencia en la gestión que con la Ley de la CCMA del 2007 se quiso asegurar a través del consenso y de no hacer coincidir las legislaturas con los periodos de gestión de las direcciones de los medios públicos. Y como vemos nuevamente que pasa en la BBC, a las democracias maduras los altos cargos profesionales se eligen por evaluación de currículum, por concurso o por oposición, y al menos se decide entre una terna de candidatos y no con opacidad y a dedo.

En la era digital de la comunicación no se puede continuar actuando sin respeto a los profesionales que hacen posible el día a día, que TV3 sea una historia de éxito, que se encuentre en uno de sus mejores momentos ante la competencia privada, y todo esto pese al recorte de presupuesto y a la bajada de publicidad.

Por todo ello, el SPC alienta a los profesionales de TV3 a seguir defendiendo el servicio público de calidad, plural e independiente, con herramientas como el Libro de Estilo y el Estatuto Profesional. Y también la producción interna, que necesita de toda la plantilla, para ofrecer un buen servicio público, que es un pilar de la democracia.

Barcelona, 26 de abril de 2012